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Kimetsu no Yaiba, retrospectiva

Lo mío no es la novedad, aunque me gustaría decir que sólo me interesan aquellas obras que han trascendido en el tiempo, lo cierto es que se trata más de un hábito de consumo, me siento cómodo cuando llego a una obra sin juicios de valor o expectativas generadas por la algarabía que siempre hay alrededor de una obra exitosa. Es extraño cuando sigo una producción desde su fecha de estreno, en tanto que me parece insatisfactorio ver una obra que de antemano sé que no tiene final. En fin, no vengo a elaborar una disertación sobre estos temas, sino a hablar una de esas pocas ocasiones en que me dejé llevar por la emoción de la novedad con Kimetsu no Yaiba. Más que una crítica, prefiero hacer una retrospectiva de lo que más me impresionó del anime, la película y el manga, esto porque el anime aún no termina, la película es una secuela del anime más que una obra independiente y el manga lo comencé desde los hechos de la película, sería de poco rigor criticar los tres medios a la vez como si fueran uno.



El inicio

Los primeros episodios del anime son una excelente introducción. Es un inicio completo, que pone bases y prepara sin hacer lineal la aventura, al contrario, crea un camino lleno de bifurcaciones con diversos puntos de interés que generan expectativa. El primer capítulo es un gran ejemplo de esto, más que presentar hechos o personajes, muestra el potencial de estos elementos. Sus primeros minutos bastan para crear ese ambiente cálido de la familia Kamado, de forma que no es del todo indiferente su posterior muerte. Por otra parte se establecen las dos habilidades del protagonista, su buen olfato y su agilidad mental. La pelea con Tomioka sirve para resaltar estos puntos fuertes, de modo que en sagas posteriores es natural que Tanjiro sobresalga ante sus similares, su inteligencia y rápida reacción lo hacen ver menos como un elegido que tiene que triunfar porque así lo demandan sus buenas intenciones, y más como un verdadero prodigio que resalta por su inteligencia. 

El otro buen punto es que presenta a sólo un cazador de demonios, y ningún otro se ve hasta varios episodios después. Estos se convierten en un misterio, una expectativa que incrementa al ver las constantes pruebas que tiene que afrontar Tanjiro para unirse a esta institución, cada una más difícil que la anterior, además que requiere un gran tiempo para superarlas, lo que refuerza la expectativa. Desde el entrenamiento con Urokodaki hasta finalizar la selección final, la serie muestra misterios, pequeñas pistas o incógnitas totales que mantienen un constante interés por saber qué ocurrirá después. En general hay una preparación minuciosa, que no se apresura por llegar a las grandes batallas, sino que va paso a paso. 



Los primeros pasos como cazador

Comparado con el gran inicio me gusta menos la serie desde que Tanjiro se hace cazador y atiende sus primeras misiones. Mas que seguir los misterios que deja la historia, parece que se dedica a revelar sorpresas. En la primera misión de Tanjiro, lo más interesante es el comportamiento de Nezuko, aunque no lo es tanto cuando se explica que se debe a una hipnosis. La segunda misión está más centrada en la exposición sobre Muzan y la organización de las lunas, donde lo más llamativo gira en torno de la existencia de la señora Tamayo. La tercera misión vuelve a ser un campo para las revelaciones, se ven más cazadores de demonios, además de una exluna, junto a un leve vistazo de un posible conflicto: viajar junto con un demonio. En general esta tanda de misiones es un preámbulo entretenido, pero no tan sorprendente como el inicio de la obra. Lo más significativo es la escala de dificultad a la que se enfrenta Tanjiro, pasa de una primera misión que resuelve sin dificultades, una segunda que le exige usar todo lo que sabe y una tercera que supera a duras penas, sólo al descifrar los movimientos de su enemigo. 

Como dije en la tercera misión por fin se presentan más cazadores, Zenitsu e Inosuke, pareja que brilla por sus carácter extraño. Zenitsu tiene una estruendosa personalidad y una peculiar habilidad de luchar sólo cuando está inconsciente. Inosuke no se queda atrás en la extrañeza, es una clase de Tarzán violento que sólo vive para la lucha. Ambos se alejan del ideal de cazador de demonios que propone Tanjiro, uno es un cobarde que no puede protegerse a sí mismo, y a otro ni siquiera le interesa proteger humanos, es un cazador por el mero gusto a la violencia. No sólo Inosuke y Zenitsu son opuestos entre ellos, también ambos son contrarios a Tanjiro, lo que genera una dinámica divertida entre cada uno de sus integrantes. Este nuevo grupo sirve de anuncio a cómo serán las misiones en adelante, tan agobiantes que es necesario la presencia de más de un cazador. 


Error usual, confundir la lástima con amor, a todos nos pasa, ¿cierto?

La montaña Natagumo, una gran saga

El arco de la montaña Natagumo es el punto más alto del anime, donde explotan todas las expectativas que había generado la historia. Esta aventura está llena de grandes momentos,  como el cruel asesinato a un par de cazadores agonizantes que piden su propia muerte, en escenas bastante crudas que hielan la sangre. También contiene una de las muertes más bellas que he visto en un anime, cuando Tanjiro asesina a la madre de la familia de demonios; no es en un suceso trascendental en la historia, pero es una secuencia que destaca por su delicadeza. O esos vistazos a la relaciones familiares de los demonios, llenas de tensión, de culpa, de un ambiente por completo tóxico, que crean una atmósfera que oprime, aunque el ambiente se corta con desatinados chispazos cómicos. 

Las posteriores batallas llaman la atención. Después de ver a un protagonista que en sus últimas misiones apenas logró salir vivo tras el uso todas sus habilidades, el enfrentamiento contra la luna es un golpe de realidad, ayuda a dimensionar fuerzas, aunque Tanjiro es un prodigio, no es invencible. La situación parece resolverse con un power up, aunque no es un buen recurso está bien ejecutado. Esta buena ejecución tiene tres motivos: 1) no resuelve el problema, 2) se justifica lo largo de la historia (ya discutiré si en realidad es una buena justificación) y 3) porque tiene consecuencias, incluso parece un recurso que hubiera sido mejor no usarlo, pues Tanjiro queda inmóvil después de usar la respiración.

La introducción de los pilares también es otra buena comparación para las fuerzas de los protagonistas. Además que las interacciones entre Tomioka y Shinobu rebosan de carisma. El tratamiento que se le da a Shinobu es excelente, cada una de sus escenas son importantes para caracterizarla. Inicia con un lamento, desea que los demonios se lleven bien con los humanos. Estas palabras resultan extrañas cuando pelea, aunque sigue con su discurso de amistad con los demonios, en realidad todo en esa batalla implica tortura, ella se divierte con su presa, le da esperanzas, finge debilidades y asesina lentamente al finalizar su juego. En palabras es bondadosa, pero en actos sádica. Esta rara discordancia se justifica cuando Tanjiro habla con ella y nota su aroma a furia, ahí Shinobu explica su impotencia al perder a su hermana y sentirse en medio de una batalla sin fin. Es ingeniosa la manera en que se representa al personaje, sus palabras no explican sus características psicológicas, sino que es la disonancia entre su forma de pelear y su discurso lo que revela la complejidad emocional que conlleva el personaje, su odio reprimido oculto en una bondadosa crueldad. 

También se le da todo un trasfondo a Zenitsu, algo importante porque el personaje era un alivio cómico que iba de lo escandaloso a lo jocoso con suma bipolaridad. En esta aventura el personaje adquiere un pasado y una motivación, se convierte en un actor más interesante dentro de todo. Lo mismo ocurre con Inosuke, aunque a un nivel menor, como tal él no tiene un pasado complejo, su desarrollo es sutil y ligado a la comedia. A diferencia de Zenitsu que su caracterización es diacrónica, la de Inozuke se mueve de forma sincrónica, se puede notar en sus intentos por entender la amabilidad, y su rivalidad no correspondida con Tanjiro, quien parece verlo más como a un hermano menor. 



Un final necesario

Los últimos episodios del anime en la sede de los cazadores dejan a un lado el espectáculo y proponen los nuevos elementos en los que se ha de guiar la historia. Además en este lapso se resuelven los conflictos que dejó la saga de la montaña Natagumo: el problema de viajar junto a un demonio y un entrenamiento que pueda justificar el incremento de poder de los protagonistas en misiones posteriores. Al mostrar la institución en su totalidad y explicar su funcionamiento se desvanece el aura de misterio que poseían los cazadores de demonios, incluso posteriores sagas están más enfocadas en hablar sobre los mismos cazadores (como personas) que de la propia organización. También tiene algo de valor que Tanjiro se dedique a indagar sobre la respiración del Dios de fuego (el power up de la saga anterior) y que esta se mantenga como un misterio por algunas sagas más. Junto a esto se le da un trasfondo trágico a Kanao, mismo que cobrará importancia con el avance de la historia.

También hay un par de escenas análogas donde se diferencia la organización de cazadores y las lunas: Muzan exige respeto, el patrón lo evoca, Muzan manda con miedo, el patrón con estima, Muzan ordena, el patrón dialoga, Muzan lidera con su poder, el patrón no tiene más fuerza que sus propios subordinados, confía en ellos y eso basta. Estas diferencias tan claras le restan algo de profundidad a la obra, pues la dotan de un carácter maniqueo donde los cazadores tienden a ser avalados moralmente en toda ocasión, al grado que hechos anteriores pierden parte de su importancia; como en el arco de la montaña, se mandaron un sinnúmero de cazadores principiantes prácticamente a morir, o el profundo discurso de odio a los demonios, a pesar de que la mayoría son más víctimas de sus circunstancias sin libre albedrio. Estos dilemas morales quedan ignorados bajo la bondad con la que se representa a la institución. 



La sorpresiva Kimetsu no Yaiba: Mugen train 

Mugen Train es una obra extraña, es común ver diversas películas de animes que sirven de final (The end of evangelion), de reinterpretación de hechos ocurridos en el anime (Macross Do you remember love?) o de aventuras alternativas sin lugar en la cronología original (como lo son la gran parte de películas basadas en shonen de peleas, dígase cualquier película de Dragon Ball). Sin embargo, no recuerdo ningún caso en donde una película fuera la continuación a una de las sagas del anime, sin ser el final de la serie o una reinterpretación de hechos ya presentados o por presentar. Tal vez este fue uno de los factores de su éxito, pues la obra por sí sola no es una experiencia tan grande (como sí lo fue Urusei Yatsura: Beautiful Dreamer, por ejemplo,  película que transgrede e innova mucho de lo hecho en el anime, al grado que se independiza de este), y más bien era necesario verla para seguir los hechos del anime. 

Dejando a un lado la cuestión del formato, es una  historia simple, pero que funciona, incluso se puede considerar como un nuevo punto en la trama, pues a partir de esta saga las posteriores adoptan la misma estructura (Tanjiro y compañía se reúnen con un pilar para luchar contra una de las Lunas superiores). La primera parte da a conocer a los personajes, sin que se sienta como una exposición forzosa, también permite dar más solidez al conflicto de Tanjiro, verlo convivir con su familia sugiere que siempre piensa en ellos, no los olvida, aunque no se menciona con frecuencia a lo largo de la aventura. También aumenta el misterio sobre el padre de Tanjiro y de la respiración. El resto de la película es una larga secuencia de acción. La participación de Akaza es un buen aporte, el anime deja con la idea de que el poder de un pilar sobrepasa por mucho al de una luna, por tanto estas pierden su calificativo de amenaza, incluso en la misma película se puede observar como Tanjiro vence a una (con algo de ayuda), Akaza logra darles otra vez el aspecto de amenaza, y la muerte de Rengoku es la prueba palpable de ello.   

En cuanto a Rengoku, la película no pierde el enfoque y se dedica a dar razones para que se empatice con él. Un personaje cándido que da confianza a todos a su alrededor. Eso es suficiente, e incluso es un reflejo directo del pasado del personaje, mantiene la frente en alto y da ánimos, incluso cuando lo aplasta la sombra pesimista de su padre.  Lo mismo en la batalla, hasta cuando es superado por completo da confianza a Tanjiro y compañía, de modo que mantiene una importante imagen de mentor para los protagonistas, misma que perdura después de su muerte.

Los puntos más flacos son Inosuke y Zenitsu. Mientras que en las diferentes visitas al subconsciente de los personajes se logra dotar de un buen desarrollo a Tanjiro y Rengoku, Zenitsu y Inosuke se limitan a ser alivios cómicos. En el resto de la historia ayudan a la resolución del conflicto, pero como personajes se quedan estancados en el trasfondo trágico que se da en sagas anteriores. Por lo que su participación no es mala, no obstante es algo banal. 



Lo que sigue a la animación

El manga continúa con un par de números dedicados a mostrar el estado mental del protagonista después de la muerte de Rengoku. Se le observa obsesionado, quiere ser más fuerte para que nadie más muera, incluso intenta dominar la respiración del dios de fuego, aunque lo dejó casi inmóvil las últimas ocasiones en que la usó, está convencido que ahí se encuentra la clave para progresar. Es un acierto esta nueva motivación, pues no se ve tanto como una determinación por mejorar, sino como una respuesta al duelo, está herido y busca los medios para asegurarse que no volverá a caer en el mismo error. La visita a la casa de Rengoku es un buen complemento, pues se ve una vez más que el personaje no actúa por motivación, sino por dolor. Este preámbulo es adecuado al representar las consecuencias emocionales que ocasionó la muerte en Tanjiro, no sólo se trata de un suceso de una aventura, pues lo marca por una largo periodo. 

La saga del distrito rojo cuenta con grandes diferencias respecto a otras sagas. Aguarda un buen lapso de tiempo para llegar al clímax, se enfoca en crear un misterio, el demonio está oculto, trabaja bajo sombras, por lo que los personajes tienen que hacer de detectives, indagar y buscar pistas en pos de detenerlo. Es un cambio interesante, le da un soplo de aire fresco a la obra, sin embargo el cambio no logra ser contundente, al final esta propuesta narrativa queda desplazada por una urgente necesidad de mostrar una gran batalla.  

La segunda mitad de la saga es una larga batalla que se extiende a más no poder. Se trata de un arduo combate donde ocurren todo tipo de sucesos: Tanjiro dominando la danza del dios del fuego, Tanjiro con las extrañas marcas, Nezuko como un demonio desbordado en su violencia, Usui luchando, el segundo demonio, la lucha en conjunto, el momento en que todo parece perdido y la milagrosa remontada. Todos estos eventos mantienen el interés en un tedioso periodo de embates que parece nunca terminar. Aunque a su favor, el hecho de que la batalla sea tan compleja y que exige tanto a los personajes, resalta la dificultad de vencer a una luna.

Desde este punto los demonios se convierten en un reto muy diferente. No sólo son más fuertes, sino que tienen un mayor número de condiciones para ser eliminados. La mayoría no muere al perder la cabeza, y si lo hacen, se tienen que conseguir unos requisitos específicos. Por otra parte, todos tienden a ser venenosos, incluso convivir con ellos resulta fatal. Algunos incluso dominan técnicas de batalla que potencian con su fuerza sobrehumana. En fin, a partir de esta saga las lunas se miden desde parámetros distintos al resto de enemigos presentados en la aventura, no sólo apoyados en un poder mayor, sino en una diversidad de recursos simples pero efectivos. 

Lo más resaltable es la obsesión de los protagonistas por evitar la muerte, la sombra de su fracaso en la misión anterior aún mantiene su peso, y los personajes cargan la angustia de perder a alguno de sus compañeros. El final del arco llega con un abrazo entre los protagonistas, quienes festejan la falta de pérdidas, el golpe de confianza necesario para afrontar aventuras futuras. 



La aldea de los herreros

La aventura en la aldea de los herreros no presenta grandes cambios. Sus principales diferencias son dos, es una historia en la que no participan Inosuke y Zenitsu, estos son sustituidos por dos pilares (Mitsuri y Tokito), el misterioso Genya y un buen número de forjadores de espadas. Un cambio que me parece bueno, Inosuke y Zenitsu quedan rezagados en su desarrollo desde la lucha en la montaña, y los pocos motivos de desarrollo que aún tienen los personajes terminan por ser los mismos que de Tanjiro pero con un tratamiento superficial (como la muerte de Rengoku). Lo más atractivo en las últimas sagas se centraba en los pilares y en el misterio que gira sobre el padre de Tanjiro, y eso es en lo que se enfoca este arco, en presentar más pirales y proponer nuevos enigmas al misterio. 

Es una saga buena, pero algo limitada. Se centra principalmente en ser una clase de corrección, deja a un lado lo poco interesante de otras sagas y aumenta lo atractivo, pero no muestra ningún tipo de innovación o desvío a lo que suele ser una aventura habitual de Tanjiro. De hecho está más enfocada en presentar sorpresas que han de estallar en aventuras posteriores, como a los pilares también con marcas negras, la espada roja de Tanjiro y Nezuko que consigue resistencia al sol. Como tal todo lo relevante son más promesas o avisos de la próxima saga. Aunque la aventura actual es entretenida, al fin queda opacada por las expectativas que genera la siguiente. 


Dramatización de una exposición de un estudiante frente a sus compañeros

El final

Hay un final muy largo que se enfoca en la última gran batalla entre cazadores y demonios. De hecho se podría hablar de una gran saga compuesta de muchas pequeñas. Donde sólo voy a intentar mencionar lo más importante. El arco inicia con un gran entrenamiento que sirve para presentar a los pilares que aún no habían aparecido en aventuras con Tanjiro. Este entrenamiento también profundiza en algunos otros ya conocidos, como Tomioka a quien se le da un trasfondo trágico, que funciona muy bien con sus actos en la segunda y tercera parte de este arco. 

La segunda parte se centra en todos los cazadores infiltrándose en la fortaleza infinita en búsqueda de acabar con un Muzan debilitado, esta a su vez contiene numerosas batallas entre los pilares y las lunas supervivientes. La primera de estas es de Tanjiro y Tomioka contra Akaza, la cual me gusta desde su planteamiento, Tanjiro superó el duelo por la muerte de Rengoku paulatinamente tras cada batalla, su miedo ante la muerte se convirtió en una convicción por proteger a sus seres queridos, para este punto el último paso para superar el duelo es vencer a Akaza. Tomioka también es un mentor para Tanjiro, pero contrario a Rengoku, él no genera confianza, ni siquiera confía en sí mismo, lucha más por furia que por proteger a alguien, ha visto a personas más fuertes morir por él y por tanto se siente culpable. Para ambos cazadores la lucha contra Akaza se trata de una redención. El punto más flaco de esta batalla, es que en todas las luchas de Tanjiro hay un nuevo power up a modo de recuerdo sobre su padre en el momento más crucial de la batalla, y cada vez estos power ups tienen menos consecuencias y son dominados con más facilidad. 

La segunda parte se centra en Zenitsu contra Kaigaku. Es una buena batalla pues se termina por concluir el desarrollo de Zenitsu, por fin deja la indecisión y el miedo para enfrentarse a quien siempre representó lo contrario a él, un prodigio capaz de dominar todas las técnicas del rayo, excepto la primera. Zenitsu sólo conocía lo básico, pero nunca perdió su buena voluntad por ayudar, actuó a pesar de su terror, contrario a Kaigako que no pudo superar sus miedos y terminó como un demonio. El problema es el mismo que se ha de repetir mucho en este arco, aunque ya se prevenía este conflicto desde la batalla en el arco de la montaña, también desde ese punto Zenitsu tuvo un nulo desarrollo, al igual que su rival a quien sólo se conocía por menciones muy escuetas a su pasado, lo que ocasiona que no se logre transmitir la importancia que tiene la batalla, pues aunque no es así, parece que el conflicto y el rival surgieron en una idea de último minuto. 

La tercera batalla es entre Shinobu, Kanao e Inosuke contra la segunda luna superior Doma. Antes de hablar del combate en sí, es algo gracioso que todos los personajes se encontraran con el demonio con el que ya de antemano tenían intención de enfrentarse, y esto es aún más risible cuando se considera que luchan en una fortaleza infinita, sin ningún tipo de señal para encontrar a otros demonios aparte de Muzan. Aunque es una conveniencia argumental justificada, si no es que necesaria, supongo que no sería tan emocionante ver a Tokito u otro pilar derrotar Akaza.



En cuanto a la historia, es buena en cuanto al número de sucesos que aguarda, por ejemplo la muerte de Shinobu sorprende, pues sólo se conoce su plan hasta que ya funcionó, no hay manera de predecirlo más que con insinuaciones vagas y unas cuantas suposiciones. También hay un buen planteamiento, en esta ocasión cambian los papeles respecto a la última batalla de Shinobu, ella es la presa, Doma juega con ella, se aprovecha de su cansancio físico y emocional, deja que use todas sus estrategias hasta que se aburre de jugar. Con Kanao pasa algo similar, ella, que hasta el momento intentaba entender las emociones humanas y tomar decisiones propias, se ve contra un manipulador al que no le importa nada más que su propio placer. El que menos ajusta es Inosuke, cuya motivación entra con calzador en una historia que estaba completa con el trasfondo de venganza y tragedia de las hermanas Kosho, aún así, con cualquiera que fuera la luna a la que Inosuke se enfrentara, iba a pasar lo mismo. Diría que se siente el mismo vacío que en la batalla de Zenitsu, pero en esta lo disimula con un antagonista más interesante, además la venganza conjunta de Shinobu, Kanao y Inosuke da más matices al enfrentamiento. 

La muerte de Shinobu es un hecho sobre el que tengo opiniones encontradas. Es un personaje que se presenta y desarrolla de una forma espectacular, esto origina algo de inconformidad por su temprana muerte. Al mismo tiempo me pregunto qué podría hacer de seguir con vida, aún tenía motivaciones como cazadora de demonios, pero como individuo el personaje llegó a su meta cuando obtuvo venganza. Tal vez es un problema de presentación, uno se entera de su sacrificio cuando la amenaza está por morir, por lo que el impacto de su nobleza llega muy tarde y algo disminuido (contrario a Jiraiya o a Maes Hunghes, por ejemplo, quienes lo último que hacen es ayudar a sus aliados, y esto se sabe desde el momento del impacto, cuando la amenaza aún es un mal vigente).  

Sigue la batalla de Sanemi, Genya, Tokito y Gyomei contra la primera luna superior Kokushinobo. En cuanto a los humanos esta batalla se centra en la resolución de los problemas entre Sanemi y Genya, personajes que habían tenido un buen trasfondo y un misterioso conflicto, todas sus participaciones fueron precisas, aunque bastante simples, de hecho el problema casi se soluciona con un diálogo; después de negar su relación sanguínea, de maltratarlo, de rechazarlo, de intentar sacarle un ojo, Sanemi encuentra el mejor método para entenderse con su hermano: el diálogo. En sí es tonta la forma en que se resuelven los problemas entre estos dos hermanos, sin embargo también se demostró en apariciones anteriores que ninguno de los dos era bueno con las palabras. 

El verdadero protagonista de esta lucha es la primera luna superior Kokushinobo. Un personaje que llamaba la atención desde sagas antes, por relacionarse con el misterio de la danza del dios del fuego y las marcas negras. Además sus primeras interacciones logran intimidar, se enfrenta con los tres pilares más fuertes, y deja fuera de combate a Tokito con suma facilidad. Su vida y pasado ayudan a informar sobre muchos de los misterios que la obra aguardaba, desde la respiración del dios del fuego hasta la creación de las lunas demoníacas y los cazadores de demonios. Su función es más expositiva, y más allá de todo lo que se revela, no hay mucho que decir, como tal es el último preámbulo antes del enfrentamiento contra Muzan. 



Este arco casi es un juego de Castlevania, los protagonistas corren por los pasillos de innumerables salas mientras matan a esbirros que no implican ningún reto. Cada tanto tienen luchan con un jefe y una vez que vencen a todos los subordinados, aparece el jefe final. No me extrañaría que en algún momento se anuncie un juego con este formato. 

La batalla final contra Muzan es muy simple, un extenuante combate entre los pilares y contra un Muzan que intenta huir, mientras los humanos hacen tiempo hasta el amanecer. También se revelan ya por completo los misterios que faltaban, el origen de la respiración de la danza del dios de fuego y la forma en que llegó a la familia Kamado, además de por qué el padre de Tanjiro tenía tanto conocimiento sobre estos asuntos. 

Quizá lo más decepcionante de esta pelea es el mismo Muzan, la gran mayoría de los demonios tienen una historia trágica de sus tiempos cuando eran humanos, y muchas veces sus técnicas demoníacas y aspecto reflejan parte de esta tragedia. Kokushinobo es la degeneración de lo que fue su hermano, mientras uno tiene un aspecto sereno, el demonio tiene un temple perturbado en todos sus rasgos. Akaza busca a alguien fuerte con quien pelear por siempre, aunque hay lunas más fuertes que él, esto sólo cobra sentido cuando se sabe que él era un humano sin esperanzas, hasta que alguien fuerte llegó a rescatarlo y darle un nuevo sentido a su vida, en el fondo busca que eso vuelva a pasar ahora como demonio. O Rui, cuyo anhelo por encontrar una familia se refleja en una telaraña, atrapa seres débiles, los envuelve en sus redes, y nos los deja partir, las víctimas sólo pueden estar aterradas, los lazos son forzosos. Muzan no cuenta con esto, de lo que se nos habla es que estaba enfermo, destinado a una muerte temprana, pero se aferró a la vida cuando se hizo un demonio y lo sigue haciendo, en su búsqueda por resistir el sol. Sólo eso, no se sabe nada más que él, no tiene otras motivaciones o una historia más profunda con la que se pueda empatizar, las buenas tramas trágicas de humanos que se convierten en demonios se quedan en sus esbirros. Asuntos interesantes de su origen, familia o amistades quedan ignorados. Sus poderes tampoco reflejan el carácter del personaje, más allá de que convierte en demonios a otros, como su deseo por permanecer con vida.  

De lo más interesante pueden tomarse algunos momentos. Como el hecho que todos los personajes cooperan para derrotar a Muzan, logrando así casi una batalla final tan gratificante como la de Full Metal Alchemist Brotherhood, pues es un conjunto de esfuerzos que logra derribar a un rival invencible. También me gusta las últimas palabras de Iguro a Mitsuri, decirle que todos los pilares la aprecian por tratarlos como personas comunes, es una buena conclusión para ambos personajes, Mitsuri tenía el complejo de ser rechaza por no ser normal y se reprimía así misma, Iguro se humaniza y sensibiliza después de crecer en un ambiente familiar donde se le consideraba como sólo un sacrificio, además se le culpó por la muerte de todos, el pilar de la serpiente aprende a querer. Aunque lo que más prefiero es la última batalla contra Tanjiro convertido en demonio, me gusta en especial su planteamiento, a lo largo de la pelea contra Muzan muchos peleadores iban y venían, pero en los últimos momentos él fue el único que persistió, mantuvo la esperanza en los peores momentos. Perder a Tanjiro es un golpe significativo, y de hecho provoca un gran impacto en todos los que aún seguían conscientes, cada uno lucha muy a su manera por recuperarlo o de eliminarlo para evitar más tragedias. Da un poco más de potencia a un final, algo que no logró darle Muzan. 

Finalmente me gustan las últimas páginas, al inicio de la historia Tanjiro parte de su casa, con la intención de recuperar lo poco que le queda de su familia en una misión incierta. Después de muchas penurias, no sólo regresa con Nezuko, lo acompañan Zenitsu y Inosuke, dos entes solitarios que no tenían a nadie en el mundo antes de hacerse cazadores, encuentran en Tanjiro y Nezuko una familia, y aunque las pérdidas de sus seres queridos no volverán, esa casa será otra vez un hogar. De hecho es lo mismo que le ocurrió a Yorichi, perdió a su familia y se convirtió en un cazador, cuando regresa a casa después de sentir su fracaso se encuentra con los antepasados de Tanjiro, quienes ocupan de antiguo hogar, pese a sentir el fracaso, se puede ir tranquilo, al ver ese edificio ser un hogar..

 

En sus recuerdos honra a aquellos que se fueron, en este caso, da su balón a Messi antes de partir


Temas sueltos:

El tema de la obra y el power up

Los constantes power ups que usa Tanjiro para superar los peligros sólo pueden ser calificados como uno de los vicios de esta y otras obras de su tipo. Sin embargo, hay un matiz bajo el que vale la pena considerar el tema. La obra constantemente hace alusión a una diferencia entre humanos y demonios, los demonios no pueden recordar ni cooperar, tienen una gran vida, pero esta sólo se conserva al consumir humanos en desenfreno. La vida del humano es frágil, se acaba en un suspiro, sólo logran subsistir por la cooperación al transmitir su conocimiento a generaciones futuras. Nezuko no se convierte en un demonio por completo ya que tiene a Tanjiro, su único lazo a una vida pasada que le permite no olvidar del todo su existencia humana. La batalla entre cazadores y demonios puede ser la batalla entre la cultura y la barbarie, los humanos trascienden y generan conocimiento de valor, mientras que los demonios no pueden superar la muerte, en cuanto son asesinados todo se acaba, por eso luchan desesperadamente por permanecer. La respiración del dios del fuego es el ejemplo más sólido de esto, el conocimiento superó el tiempo hasta llegar a alguien que pudiera usarlo, no pasa con los demonios que incluso desconocen en muchos casos su vida humana. 

Otra defensa a los power ups es que, aunque ayudan al protagonista, siempre se resalta su inexperiencia a comparación de los pilares. Con Tomioka por ejemplo, Tanjiro se sorprende por la facilidad con la que lee un combate y predice movimientos antes de que sucedan. Cuando lucha contra Muzan, este menciona que la técnica de Tanjiro no es aún tan perfecta como la de Yorichi, y si le dañó fue porque él ya estaba debilitado por el veneno. Además se le intenta integrar como una de las características del protagonista, así como el protagonista usa técnicas que le enseñó su padre en algún momento indeterminado de su vida, también hace uso de técnicas que aprende de fuentes más sólidas como de Zenitsu e Inosuke. Aunque el vicio no se resuelve, si se le da una justificación a lo que parece haber surgido de la improvisación. 


Salió mago


Los hermanos

Si me preguntaran sobre un anime donde hay dos hermanos, uno de ellos pierde su humanidad, ambos tienen que emprender una larga aventura en búsqueda de regresarlo a su estado normal y en el camino se unen a una organización de personas con habilidades parecidas a la de uno de los hermanos. Sin duda diría Full metal alchemist. Una molestia, que no es tanto un error de la obra, sino una característica que no se decidió desarrollar, es la complejidad que hay entre Tanjiro y Nezuko. En Full metal alchemist, aunque los hermanos Elric se apoyan el uno al otro, hay conflictos entre ellos que los hacen más complejos, la culpa de Edward, el temor de nunca haber sido un humano de Alphonce, los sacrificios que hacen uno por el otro. No hay, en cambio, conflictos entre Tanjiro y Nezuko, su relación nunca se aleja del apoyo mutuo. Nezuko no habla y eso limita mucho el desarrollo que podría tener. 

Otro  ejemplo podría ser Parasyte, aunque Shinichi y Miji luchan contra otros parásitos, Miji aprende de la humanidad de su parasitado, encuentra nuevas sensibilidades al grado de tener algunos reparos para luchar contra aquellos que son como él. Nezuko tampoco parece tener nuevas sensibilidades como demonio, ellos siempre son su enemigos, y aunque tiene un acercamiento especial cuando convive con la señora Tamayo, no es tan significativo. Si bien la relación entre Nezuko y Tanjiro funciona bien dentro de la historia, da la impresión que podría ser más compleja, pues incluso en el final Nezuko tiene una participación casi inexistente, pese a que es el mismo sujeto que ocasiona el clímax. 


Y esta es mi retrospectiva a Kimetsu no Yaiba, una obra que da mucho para hablar. En general me gusta, por la gran gama de personajes secundarios que participan y se mueven en un universo dinámico. También esa aura de misterio que transmite, la obra me intrigó por primera vezcuando vi a Tanjiro enterarse de que todo el tiempo entrenó con niños fantasma. Quizá algún día haga una crítica más en forma, sin tantas disertaciones, y con un enfoque menos vago, sin embargo sólo podría pasar a largo plazo. No planeaba hablar de ella desde un inicio, pero tenía muchos en pensamiento en mente que expresar. 





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