Kenzo Tenma está en el mejor momento de su vida, con una carrera que va en ascenso, además se encuentra próximo a contraer nupcias, su situación parece inmejorable, sin embargo pronto se da cuenta que parte de su fortuna se la debe a un sistema amoral que favorece a una minoría privilegiada a la par que discrimina a las personas más marginadas. Aunque comenta esto a sus personas más cercanas, estos no ven nada malo. Decidido a hacer un cambio, Tenma realiza una cirugía a un niño en grave estado y no a un político que llega después en mejores condiciones, aunque el niño se salva, el político fallece. Tras la polémica decisión, los altos mandos del hospital amenazan con hundir la carrera de Tenma, e incluso su prometida lo abandona, sin embargo Kenzo se siente complacido por sus acciones, desde ese momento el prestigio y las relaciones sociales no serán su prioridad, sólo le importará salvar a las personas. Años después el protagonista se entera de que aquel niño se convirtió en un asesino serial, el médico se siente responsable y decide viajar por Alemania en busca del monstruo al que le salvó la vida.
A grandes rasgos esta es la historia de Monster de Naoki Urasawa, aunque cometo una injusticia al resumir la trama con enfoque únicamente en Tenma. La obra es bastante versátil, puede cambiar de tono, de protagonistas o de enfoques con naturalidad, durante grandes lapsos de la trama la focalización se centra en otros personajes que se vuelven los protagonistas, mientras que Tenma pasa a ser una figura misteriosa. Esta clase de cambios ayuda a prolongar la sensación de incertidumbre que maneja la obra, pues justo cuando un personaje está en una situación clave o hace un descubrimiento importante, la focalización de la obra cambia a otro.
De hecho la dificultad de resumir Monster se debe a la propia estructura de la obra, es un entramado complejo de historias dispersas y fragmentadas de múltiples personajes. Aunado a esto no todos los personajes son narradores confiables, quizá el punto más característico se ve cuando Nina confronta a Johan, tras la conversación Nina no sabe distinguir si en realidad sus recuerdos son experiencias que ella vivió o que su hermano le contó. De hecho en múltiples ocasiones Johan usa los recuerdos como un arma, diversos personajes quedan destrozados tras oír las verdades que intentaron ocultar bajo las penumbras de la memoria. Se trata de una historia compleja, dialógica y contradictoria, donde incluso los datos más objetivos son propensos a perderse. Johan es un cazador del pasado, elimina testimonios y registros sobre él para aislar a personas a través de estos medios. Se trata de un antagonista interesante porque modifica la misma realidad por medio de acciones que parecen ser simples, pero que en muchos casos son el punto central de la psique de diferentes personajes, esto se refleja en su habilidad para manipular a asesinos seriales, casi siempre sin un trato tan íntimo logra hacer que obedezcan sus órdenes.
Quizás una de las principales críticas que se le pueden hacer a la obra, se produce por su carácter caótico y plural. Se presentan tantas historias secundarias que en muchas ocasiones estas no tienen un aporte relevante a la trama principal y tampoco un desarrollo suficiente como para considerarlas de manera independiente. Sin embargo me parece que esta es una de las virtudes de la obra. Combina géneros que pueden considerarse opuestos, por una parte es un thriller, pero también es una historia de viajes. Si sólo se considera bajo los parámetros de uno de estos géneros, se pierden de vista y hasta carecen de valor distintos elementos que enriquecen a la obra. Ya sobre la conclusión ambigua de muchas de estas historias periféricas, se debe considerar que el mismo final de la obra es ambiguo y no muy preciso al determinar el destino de sus protagonistas, aunque el conflicto principal se cierra, el desarrollo de muchos de estos no parece tener un punto final. Así que lo veo más como un rasgo de la obra en general y no particular de las múltiples tramas secundarias.
De hecho es muy necesario el carácter tan diverso de la obra porque también permite entender a su protagonista y su oposición ante Johan. Tenma se convierte en un vagabundo a lo largo de la obra, mientras viaja, conoce a múltiples personas, las ayuda si es necesario y crea vínculos con ellas. Al contrario Johan es un antagonista que se encarga de aislar personas, eliminar el pasado o usarlo para que estas pierdan sus ánimos para vivir; Tenma es alguien que forma vínculos y crea lazos con los demás, ayuda a las personas al mostrarles que no están solas, como a Nina y a Dieter. Por lo general el protagonista huye de la compañía, pues sabe que el viaje que emprendió es peligroso y cualquier persona que se involucre en él corre un gran riesgo, no obstante el peso de sus acciones es lo que no lo deja solo, siempre hay alguien quien busca o apoya a Tenma.
Bajo esta dicotomía también se puede entender otro tipo de relación entre ambos oponentes. Johan y Tenma son sujetos fantasmagóricos en cierta manera, la familia de Tenma sólo se menciona en escuetas ocasiones, e incluso cuando el protagonista se encuentra en problemas ninguno de sus familiares aparece para apoyarlo. Al inicio de la historia cuando Tenma decide salvar a Johan, este se queda por completo solo, pues sus únicos vínculos eran laborales y cuando decidió ir en contra de la corriente, nadie quiso acompañarlo. El protagonista vive en una situación similar a la del antagonista, es un ser sin nombre, que logra escapar de la inexistencia con su convicción de ayudar a otros, sólo bajo sus buenas acciones puede obtener relaciones sociales realmente fuertes.
Aunque vuelvo a resumir la obra sólo en su protagonista y antagonista, lo cierto es que la historia causa una impresión muy diferente de acuerdo por donde se le vea. Por ejemplo, si se ve desde la perspectiva de Johan es imposible no entender de alguna forma sus crímenes, tras todo lo que sufrió su maldad es una respuesta natural. No obstante se ve a otros personajes como a Grimmer y queda una idea por completa opuesta, Grimmer pasó por condiciones similares a las de Johan, sin embargo él pone todos sus esfuerzos en humanizarse y evitar que alguien vuelva a experimentar lo que él sufrió. En Monster no hay una moraleja fija, o una sólo respuesta, sino un problema que se explora en todas sus posibilidades.
La obra juega mucho con el concepto del monstruo, expone que cualquiera puede ser un monstruo y perder su humanidad, pero también que parte de ser humano es tener algo de monstruoso. Hay personas que intentan ser monstruos como Eva, pues cada vez que puede ser feliz la oportunidad se escapa de sus manos, entonces intenta durante gran parte de la trama no ser la víctima, sino la atacante, pero siempre en el momento clave se da cuenta que en realidad no es un monstruo. Hay personajes que fingen ser monstruos como Martin, para que la realidad le parezca algo tolerable. Otros que intentan mejorar para superar aquellos momentos en que fueron monstruos como Richard. Monstruos que olvidaron que en algún momento fueron humanos como Petr Čapek o monstruos que lo son porque saben que no podrían conseguir nada de otra forma como el Bebé. Al inicio se presenta a Johan como el monstruo, pero mientras más se conoce su historia otra serie de nombres pasan a ocupar ese calificativo, tendencia que ocurre incluso al final de la obra. Esta ambigüedad a la hora de señalar quién es el monstruo indica que la maldad no tiene un rostro, es un rasgo que se torna en la propia humanidad y al final de cuentas cualquiera puede serlo.
Parte de este conflicto se presenta en Tenma y Nina, ambos desean acabar con Johan y al mismo tiempo quieren evitar que el otro sea quien lo haga. Porque, aunque asesinen a una persona peligrosa, eso no quita el peso del asesinato y por ende ellos también se convertirán en un monstruo. La obra opta por mostrar dos soluciones a este problema, Milan intenta acabar con Petr Čapek como venganza, sabiendo que eliminará a un mal mayor al hacerlo y al mismo tiempo solucionará sus errores del pasado, sin embargo Milan pierde todo con esta venganza. La otra vía es la del perdón, la de pensar que antes de la existencia de un monstruo existió un humano y sólo la empatía puede romper el círculo vicioso de muerte y venganza.
Aunque dejando a un lado el tema moral y la dicotomía de monstruosidad y humanidad, otra de las grandes virtudes de la obra es contar con un amplio catálogo de personajes que se odian y aman al mismo tiempo. Eva, por ejemplo, resalta en un inicio por su superficialidad, sólo está interesada en el estatus social, sin embargo cuanto más avanza la historia la personaje muestra facetas muy humanas. Sólo ha vivido con sus privilegios, por eso siempre intenta conservarlos, temerosa de que al perderlos le sea imposible vivir, cuando en realidad son estos mismos los que la mantienen en una miserable soledad y atada a su alcoholismo. Su relación de amor y odio con Tenma refleja también esto, por una parte fue la primera persona que le ofreció un cariño sincero, lo que generó en ella una profunda sensación de crisis, pues tiene todo menos alguien que la aprecie de forma auténtica. Intenta eliminar a Tenma a modo de acabar con aquellas necesidades afectivas que descubrió al conocerlo, pero siempre da un paso atrás, pues todas las emociones de las que intenta huir son al mismo tiempo lo más valioso que tiene.
Otro caso es el inspector Lunge. Se muestra como alguien obstinado e incluso cruel, intenta atrapar a Tenma sin considerar sus palabras o las de todas las personas que incluso tienen pruebas para demostrar la existencia de Johan. Sin embargo basta ver un poco de su vida para comprender que la misma crueldad con la que vigila a Tenma la aplica a él. Su carácter obsesivo causa que su familia lo abandone. Lunge parece una persona sin sentimientos, pero en cuanto más avanza la historia deja sus rígidos métodos y comienza a ser de alguna manera una persona más emocional. En primer lugar renuncia a la investigación policiaca y la retoma como parte de unas vacaciones, es decir convierte el asunto en algo personal, lo que le permite guiarse por intuiciones más subjetivas. Da consejos a Tenma cuando es aprisionado. Además se relaciona con otras personas, resaltando su amistad con Grimmer. Es un personaje que al inicio se caracteriza por su rigidez, pero que de a poco sus acciones son más flexibles.
También hay otros personajes que se odian porque son villanos impecables. Es imposible no despreciar a Roberto. Si Johan brilla por su intelecto, Roberto lo hace por sus acciones y sangre fría. Siempre está ahí para arruinar los planes de los protagonistas, su presencia es amenazante y su sonrisa cínica da esa sensación que se burla incluso del lector, pues la gran mayoría de las veces se sale con la suya, hasta cuando pierde. Me gusta el trasfondo tan ambiguo que se da, pues no es un personaje con el que se deba tener del todo empatía, basta mencionar que alguna vez fue un humano, pero que ahora es un monstruo cuyas intenciones son incluso más enigmáticas que las del mismo Johan, esto le da cierto aspecto aterrador.
Monster es una historia con una infinidad de temas para discutir, ahí radica su importancia dentro del manga, quizá como el thriller policiaco más relevante del medio. Mucho más se podría hablar de la obra, pues cuenta con una gran variedad de personajes interesantes y con arcos argumentales que por sí solos podrían apreciarse de forma independiente, sin embargo con lo dicho basta para tener una idea global de la historia y sus personajes.
Comentarios
Publicar un comentario