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Comentarios sobre Princess Jellyfish (Kuragehime)

Si yo alguna vez reencarno no quisiera ser humana, ni perro, ni siquiera gato, porque pueden ser bonitos o feos. Si alguna vez reencarno quisiera ser… Quisiera ser medusa, sólo una medusa que se balancea suavemente con las olas.

Princess Jellyfish cuenta la historia de Tsukimi, una chica fanática de las medusas y residente de Amamisukan, guarida de las Amars, un grupo de chicas de aficiones particulares, renuentes a trabajar y a socializar con personas ajenas a su pequeño círculo. Tsukimi no es la excepción, es una otaku nini como el resto de sus amigas, aunque se mudó a Tokio para trabajar de ilustradora apenas puede salir a la calle. Parece ser feliz así, sin embargo vive con una añoranza que le incomoda, cuando era niña su difunta madre le prometió hacerle un vestido de bodas inspirado en las medusas. Tsukimi considera que una chica como ella nunca podrá casarse, además no es una princesa que pueda usar un vestido que iguale la belleza de las medusas.

Las cosas cambiarán cuando conozca a Kuranosuke, una princesa de carne y hueso. Aunque parece un sueño el encuentro de Tsukimi y Kuranosuke, en realidad genera todo tipo de problemas. A pesar de la belleza y feminidad que muestra, Kuranosuke es un hombre. Problema importante porque las Amars llevan como principal insignia de su asociación una vida libre de hombres. Además, Amamisukan forma parte de un proyecto de reurbanización, pronto la estancia será vendida para la construcción de un gran hotel. Las Amars acostumbradas a rendirse, deciden aceptar el hecho de forma sumisa. A pesar de eso Kuranosuke no es una persona que se da por vencida tan fácilmente, al observar las ilustraciones de medusas que hizo Tsukimi, queda fascinado, convencido que un vestido basado en ellas puede ser en verdad un éxito. Junto a las Amars funda una nueva marca de ropa llamada Jellyfish, la cual tiene por misión salvar Amamisukan con bellos vestidos, asunto irónico, pues las Amars apenas entienden algo sobre vestir bien. Kuranosuke, a la par que funda una marca de ropa y educa a sus nuevas amigas, deberá ocultar su verdadera identidad. 

Paralelamente a esto comienza un enredo romántico entre los protagonistas. Shu, hermano de Kuranosuke, queda cautivado al ver a Tsukimi recién transformada, aunque en un inicio parece ser una atracción superficial, poco a poco se enamorará de la verdadera Tsukimi. Hecho impactante para la protagonista, quien nunca en su vida había tenido contacto con un hombre a parte de su padre, mucho menos con uno que en verdad tiene interés en ella. Por otra parte Kuranosuke también desarrolla sentimientos hacia Tsukimi, hecho impactante para él mismo, quien no entiende cómo puede enamorarse de alguien como ella, una chica descuidada en su apariencia y sin ninguna clase de meta o sueño, pero que le parece preciosa a pesar de todo. 




De esto se puede decir que la obra propone dos vías de desarrollo paralelas para la protagonista. La primera como una Cenicienta, donde Tsukimi se convierte en una princesa e incluso encuentra a su príncipe en Shu. La segunda más a modo de una Bety la fea, al menos parcialmente, donde Tsukimi por medio de su talento logra realizarse, los vestidos que elabora, aunque no la vuelven una princesa, sí solventan sus necesidades creativas ¿Por cuál de las dos vías se decanta la historia? Por ambas, Tsukimi se desarrolla a lo largo de la historia, descubre una nueva pasión en los vestidos que hace, se enamora, extiende sus panoramas en todos sus sentidos; para el desenlace de la historia, la protagonista no se encuentra tanto en un final, sino en el comienzo de una diversidad de posibilidades, a las que ella antes no pudo acceder porque se consideraba menos que una persona normal. Aunque la obra sugiere los posibles destinos para su protagonista, ella encuentra un sinnúmero de nuevos caminos. 

Un cliché constante hasta hace algunos años era el tópico de la chica fea que se hace linda y con esto logra realizarse como persona. En Princess Jellyfish este lugar común es problematizado. Casi desde el inicio de la obra Kuranosuke transforma a las chicas, las maquilla y las viste de acuerdo a los cánones de belleza aceptables, sin embargo pronto se da cuenta que en realidad lo único que logra con eso es un tipo de cosplay, una interpretación de un nuevo rol, pero no por ello una transformación de la verdadera identidad de sus amigas. A lo largo de la obra se reflexiona constantemente cuáles son las razones para elegir ciertas vestimentas sobre otras. Las primeras respuestas son las obvias: el lucir bien, la comodidad, la utilidad, el precio, la marca o la etiqueta; no obstante todo desemboca en un problema más complejo, la misma identidad y creencias de una persona se reflejan en la ropa, y con esto se llega otra problemática, la industria de la ropa por lo general establece una serie de estereotipos incapaces de abarcar identidades atípicas y marginales, como es el caso de las Amars. Así es como Kuranosuke se propone hacer una marca diferente, que sea capaz de crear ropa para todas las personas que no se sienten cómodas con los estereotipos usuales. 

Uno de los momentos más bellos en el desarrollo de Tsukimi es cuando deja de hacer vestidos para princesas y se propone idear vestidos que ella y sus amigas puedan usar sin sentirse incómodas. En este sentido el cliché es revertido, ya no es tanto una metamorfósis de feo a bello, sino un camino para aceptar la propia identidad y de generar los medios más propicios para expresarla sin sentir ningún tipo de inhibición. De manera similar ocurre un cambio de pensamiento en Kuranosuke, al inicio de la historia tiene la creencia que toda chica desea aunque sea un poco convertirse en una princesa. Al convivir con las Amars se encuentra con un grupo de mujeres sin ningún interés en la ropa y la belleza, por más que intenta, Kuranosuke se da cuenta que es inútil encontrar este deseo en sus amigas. Su enfoque cambia junto al de Tsukimi, abandona la idea de hacer princesas a las Amars y más bien se enfoca en entenderlas, en saber qué es lo que buscan en la ropa y de ahí pensar en cómo hacer algo que ellas en verdad quieran usar.  



Hasta el momento he comentado mucho el desarrollo de Tsukimi, sin embargo no me he detenido en las crisis que ha tenido el personaje para llegar a tal desarrollo. Tsukimi es un personaje que pasa la gran parte de la obra deprimida, de cierto modo crear los vestidos de medusa le permiten salir de su melancolía. Hay dos puntos de crisis para el personaje a resaltar: el primero es tras conocer y convivir con Shu, su enamoramiento resulta una tortura, son muchas emociones nuevas para Tsukimi que no puede afrontar, además que por múltiples acontecimientos por primera vez se siente insegura por los ideales de belleza que ella no posee. El segundo es cuando Amamisukan está a punto de venderse, el hecho de perder su hogar, de no contar con sus dos soportes emocionales (Shu y Kuranosuke) y de sentirse impotente, pues siempre que tiene un problema alguien más lo soluciona, provoca que tome una decisión que significa salvar Amamisukan, pero a la par irse lejos de todo lo que quiere. Estos dos momentos de crisis conforman el carácter de la protagonista, el primero la ayuda a entender sentimientos que ella misma se negaba a experimentar, pues no se consideraba a sí misma una persona normal. El segundo la hace madurar, a partir de estos hechos Tsukimi es más proactiva, intenta solucionar sus problemas por sí misma, aunque las experiencias que se presenten le intimiden. 

También debo hablar de la contraparte de la protagonista: Kuranosuke. Desde el inicio de la obra se presenta como un chico seguro de sí mismo y decidido a hacer lo que quiere sin importar la opinión de nadie. Viste de mujer porque así lo quiere, sin importarle el rechazo de su familia. Para Kuranosuke los vestidos tienen un significado profundo, además de representar su personalidad rebelde y caprichosa, son el único vínculo que tiene con su madre biológica, quien lo dejó al cuidado de su padre sin dejarle ninguna señal de su existencia mas que algunos vestidos. Al entrar a Amamisukan, se encuentra con una sensación que no conocía, la calidez de un hogar. 

La evolución de Kuranosuke no se nota tanto en él mismo, sino en las relaciones con otras personas. Desde el inicio una constante en Kuranosuke es que se envuelve tanto en sí mismo y en sus metas, que es insensible y egoísta con otras personas. Durante la primera parte de la obra sólo puede convencer a las Amars de participar en sus planes por medio de sobornos y regalos; sin embargo sentirse parte de una comunidad le permite ser más empático. Y no sólo ser empático, sino que ayuda a progresar a las personas de su entorno, como Jiji quien se vuelve más decidida al ser administradora o Mayaya que supera sus inseguridades al convertirse en una modelo, todo por decisiones del protagonista. De forma constante en la obra se menciona que Kuranosuke puede ser un buen político, por su pericia, además de organizar y sacar lo mejor de las personas con las que convive. 



Caso contrario de su hermanastro Shu. Opuesto a Kuranosuke, es el orgullo familiar, ha dedicado toda su vida a mantener la tradición de políticos que existe en su casa. La mayor y peor virtud del personaje es carácter inocente y noble, virtud que le permite ayudar a Tsukimi siempre que es necesario, ser engaño y caer en múltiples trampas o dejar de ver la realidad cuando está centrado en su idealismo. A lo largo de la obra abandona poco a poco su formalidad y se convierte en una persona más libre y abierta emocionalmente. Aunque son opuestos, las cosas mejoran cuando los hermanos Koibuchi trabajan juntos. Se puede observar que el desarrollo de los personajes son paralelos al de Tsukimi, para el final de la obra ella es una persona proactiva y decidida como Kuranosuke y sensible y noble como Shu. 

Dejando a un lado a los personajes, la obra cuenta con otra variedad de contenidos temáticos a destacar. El más importante es el de la industria de la moda. Un mundillo que es expuesto de forma compleja, en él intervienen factores económicos y sociales que constantemente hacen decaer el ánimo de los personajes. Es una obra que habla de crisis económica, de tipos de telas, de fast fashion, de precios, exposiciones, de hábitos de consumo y de otros temas. Aunque la obra juega con las comparaciones con cuentos de hadas, da un panorama por completo realista de la industria de la ropa. Muchas veces se hace ver que es una actitud idealista el creer que vender vestidos de diseño inusual sea un medio idóneo para hacer dinero. Las protagonistas deciden seguir en ellos por diferentes razones, Tsukimi porque en verdad en encuentra una pasión en diseñar ropa; Kuranosuke porque se propone cambiar una industria que, aunque se centra en la ropa, no propicia un consumo y desarrollo sanos; o el resto de las chicas que por primera vez tienen un lugar donde se sienten útiles, a pesar de su rechazo al trabajo. 

Una de las principales diferencias del manga y el anime viene de este punto. Si bien la adaptación es fiel en su mayoría, es más amable al mostrar el funcionamiento del mundo de la moda. En el anime las chicas participan en un concurso de moda con sus primeros vestidos y lo terminan ganando, además su plan es asistir a la semana de la moda en París. En el manga el proceso de profesionalización es más lento y toma más pasos incursionar directamente en la industria. Aunque debe considerarse que todo esto se sostiene menciones escuetas, muchos de los cambios importantes tomarían forma hasta una segunda temporada que hasta el momento no ha llegado. Aunado a esto se debe decir que, pese a que los cambios restan profundidad a la adaptación, si se considera al anime de forma independiente las desviaciones son más que efectivas. Si el anime hubiera sido fiel, el final terminaría en un momento anticlimático o bien saltaría diversos tramos de la historia para llegar a un momento idóneo, en cambio desenlace en el concurso de modas no sólo sirve como final de temporada, sino como una conclusión general a la historia, considerando que no hubo continuación. 



Después de hablar de muchas de las virtudes de la obra es el turno de los defectos. El principal es el tratamiento a algunos de los personajes secundarios, quienes parecen tener importancia, pero su desarrollo se pierde entre la poca participación y su uso como alivios cómicos. El ejemplo más claro es Inari, al inicio de la obra es la antagonista, abusa y manipula a Shu, dirige el proyecto de reurbanización e incluso es quien causa la inseguridad por la apariencia de Tsukimi. Pero al poco tiempo se da cuenta que en realidad sí quiere a Shu, hecho que ocasiona un descuido en su trabajo. El personaje desaparece por un largo tiempo, y cuando regresa es una mujer más enfocada, decidida a concluir con el proyecto de reurbanización, aunque aún conserva sus sentimientos por Shu. Y de ahí el personaje ya no tiene ninguna importancia, aunque continúa participando en la obra, se limita a ser un alivio cómico. Por la importancia que se le da en la primera parte de la historia, es decepcionante ver cómo pierde relevancia poco a poco sin ningún tipo de desarrollo. En mayor o menor medida esto pasa con el resto de los personajes secundarios, cuyas problemáticas son resueltas de forma abrupta.

Aunque también la obra cuenta con un catálogo de personajes secundarios interesantes, que dan carisma a la obra. Como Nisha, hermana de un distribuidor de telas con el que Kuranosuke hace tratos. Nisha siempre le hace ver las complejidades del oficio al muchacho por medio de comentarios sarcásticos, se convierte en amiga de las Amars, y constantemente les sirve como la voz de la razón. O Hanamori, chofer de la familia Koibuchi, quien ayuda a las Amars en sus planes, además de ser el único hombre que las Amars aceptan, es un personaje cínico y pusilánime que suma mucho a la comedia de la serie. 

Otro defecto, al menos visto desde ciertos matices, es el tema del romance, el cual concluye de una forma ambigua, en muchas ocasiones se pierde y se deja a un lado en largos tramos de la historia. No lo considero un defecto por completo, pues la obra no está tan enfocada en el tema amoroso, de hecho, aunque el final es abierto en este aspecto, el desarrollo de Tsukimi y los otros personajes principales se cierra correctamente, lo obra no tiene preocupaciones por emparejar a sus personajes o generar conflictos por medio de este recurso. Aunque sí es una vertiente, se usa en pos de explorar a sus personajes y no como una finalidad. Sin embargo puede llegar a ser decepcionante si se disfruta la obra por su historia de amor. 



Princess Jellyfish es una obra que toma por sorpresa, parece una historia cómica de un grupo de chicas extrañas, sin embargo pronto las temáticas avanzan a hablar de identidad, de aceptación, de belleza, de la compleja industria de la moda, de condiciones sociales, de crisis económica, de la pertenencia a grupos sociales, de gentrificación y de algunos otros temas que no se esperarían de lo que al inicio aparenta ser una comedia romántica levemente inusual. Una obra que toma un lugar común que envejeció muy mal y lo reinterpreta de una forma excelente, no se conforma con mostrar una historia de amor que cobra sentido cuando una protagonista se convierte en una princesa, al contrario, debate estas ideas y llega a conclusiones más profundas.






 


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