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Mob psycho 100, la emoción de ser un humano cualquiera

Con el anuncio de la tercera temporada de Mob psycho 100, este es un momento ideal para rememorar y discutir de este anime, uno de los más importantes de los últimos años. Aunque lo haré de forma amplia, considerando aún la parte no adaptada y en algunos puntos del spin off de Reigen, evitaré hablar a detalle de lo que está por venir en la tercera temporada, sólo discutiré aquellos puntos donde importa más el cómo se expone, que el contenido en sí.

En la adolescencia se descubren las pasiones, las aficiones se practican con devoción, se vive con intensidad, porque se toma la conciencia de que se tiene libre albedrío y vivir de una forma poco satisfactoria es, en parte, responsabilidad de uno mismo. Mob psycho 100 relata la vida de Shigeo Kageyama, más conocido como Mob, quizá el adolescente con la vida más emocionante de todas, pues pasa los días en grandes combates contra poderosos espíritus malignos, sin embargo Mob no está satisfecho, sabe que no vive con la intensidad correcta, pues todo le parece monótono, aunque sus habilidad le permiten hacer acciones que no haría ningún humano, en las cosas simples de la vida es incompetente, no tiene amigos o aficiones, y, aunque está enamorado, se conforma con observar a lo lejos. En todos los aspectos Mob es un adolescente cualquiera, salvo que sin aquellos rasgos que hacen interesantes a los adolescentes, un chico extremadamente poderoso sin nada especial. 



Mob psycho 100 se basa en este planteamiento un tanto paradójico de su protagonista. Lo que parece espectacular, no lo es tanto cuando no hay un significado que le de peso, aunque Mob sea capaz de pelear contra grandes enemigos, las batallas son aburridas, Mob no tiene interés en luchar, no se da cuenta que es un héroe porque toda su actividad heroica la ejerce como un asunto laboral. Los primeros episodios se dedican a mostrar esa crisis en el personaje, Mob va de aquí a allá, sin tomar decisiones por sí mismo, no sabe lo que quiere y todo le da igual, en este contexto su primera decisión es entrar al club de fisicoculturismo, como una forma de encontrar dos cosas: ser más atractivo para Tsubomi (su amiga de la infancia de la que está enamorado) y depender menos de sus poderes. Sin darse cuenta consigue otra cosa más valiosa, amigos.   

La obra se centra en el crecimiento de Mob, en su humanización, de forma paralela vive todo tipo de aventuras mientras desarrolla nuevas sensibilidades. Conforme avanza la historia Mob vive cada vez con más emoción lo que en el pasado era una vida monótona y de poco interés. La obra se plantea como una historia de formación (interesada principalmente en el desarrollo emocional del protagonista), donde Shigeo emprende la búsqueda del sentido de la vida, y, aunque no encuentra una respuesta tajante, sí entiende que las acciones tienen sentido en cuanto hay un interés humano detrás de ellas. A lo largo de la historia se insiste con fervor en su mensaje: no hay personas superiores a otras, cada una tiene talentos específicos, todos dependen unos de otros, así, por ejemplo, los poderes de Mob son útiles para las personas atormentadas por espíritus, sin embargo Mob es incapaz de muchas cosas que personas sin poderes hacen con facilidad. Esta es la ética de vida de Mob y de Raigen (el supuesto maestro de Mob).

La gran mayoría de los personajes viven con el conflicto de sentirse especiales, desean que todos reconozcan su superioridad, por tanto sin ninguna empatía pasan por encima de otros para cumplir sus metas. Los villanos a los que se enfrenta Mob creen ser elegidos, se ven como divinidades, están bendecidos por poderes que los condenan a la megalomanía. Hoyuelo es un espíritu maligno que quiere ser dios, para eso lava el cerebro de diversas personas y crea su propia secta, intenta manipular a Mob, pero en el proceso ve que vale más tener un amigo a ser un Dios solitario. Teruki es un chico que destaca en todos los aspectos gracias a sus poderes, no obstante cuando se enfrenta a Mob se da cuenta que contemplarse a sí mismo como lo más sobresaliente de la existencia limitaba su crecimiento personal. Teruki observa que todas sus relaciones se basaban en una jerarquía establecida por el miedo, una vez que es derrotado se queda solo, pues, en cuanto llega uno más poderoso, él queda desplazado. La cicatriz es un grupo obsesionado con la conquista mundial, están tan centrados en ellos mismos que pierden la imagen de la realidad, hacen crímenes sin esperar consecuencia, actúan como niños caprichosos, quieren conquistar un mundo que no conocen, sin siquiera pensar si con eso podrían ser felices. Al jefe de la garra, Toichiro Suzuki le pasa lo mismo, su ansiedad megalómana por tener un gran poder y su deseo por conquistar el mundo lo hacen ignorar a sus seres queridos, deshumaniza a las personas usándolas herramientas y, al fin de cuentas, ve al mundo como una escala de poderes donde incluso él mismo pierde todo su valor al notar que no es el ser más poderoso de la existencia. Todos quieren dominar el mundo porque se sienten elegidos para esa labor, pero al analizar de cerca sus motivaciones, no hay más que razones difusas sobre este deseo, venganzas ambiguas contra toda la humanidad u obediencia a un destino que ellos mismos se escribieron. Al final la gran mayoría de los personajes emprenden una búsqueda del sentido de la vida, y el gran error de todos es pensar la existencia como una travesía individual, donde la autorrealización llega tras el fracaso del resto. 

Al contrario, hay otros personajes que no tienen poderes, por lo que no se sienten divinidades, al contrario, tienen un complejo de inferioridad, viven con el rencor de sólo admirar desde lejos lo extraordinario. El caso más característico se encuentra en Ritsu, el hermano de Mob, él vive con temor y admiración a los poderes de su hermano, aunque para los ojos de otros él es mejor que su hermano (por su inteligencia y cualidades físicas), no está conforme consigo mismo, una vez que tiene poder se envilece, pierde todo tipo de moralidad y actúa bajo la violencia. Arataka Reigen en sus peores momentos vive con la ansiedad de demostrarle al mundo que él también es especial, o por lo menos de sentir que desempeña una importante labor para aliviar el peso de una vida anodina. 

La amistad de Reigen y Mob es de las mejores cosas del anime, en parte por el carisma de los personajes, pero también por su complejidad, en su amistad se solventan necesidades profundas en cada personaje. Mob encuentra una persona que lo ve como ser humano y no teme a su poder, Reigen a alguien que le recuerda su importancia, no es sólo un charlatán, sino alguien que ayuda a las personas. Aunque en esta interacción se desarrollan aspectos no tan saludables en ambos personajes que se reparan en medio de la historia, como el que Mob se encuentre entre la ambigüedad de ser una herramienta y un compañero, o Reigen dependiente de una sola relación social, sin Mob se vuelve el tipo más solitario del mundo. 

Quizá el único villano principal que no acuerda del todo con este dilema ético es Keiji Mogami, un psíquico sobresaliente quien perdió el control de su vida cuando su madre enfermó gravemente, Mogami comenzó a aceptar todo tipo de trabajos deshonestos para rescatarla, sin embargo falla en el intento. Consume espíritus malignos con la intención de convertirse en uno tras su muerte, se suicida y así logra su objetivo. Como tal en su vida no buscó ser especial, pero la fama llega a él, vive en dos extremos, el de la fama y el de la marginación, al pasar por estos contrastes se da cuenta que la convivencia con otros humanos es una farsa predominada por el egoísmo, la sociabilidad es un instinto de supervivencia donde los seres débiles se reúnen para pasar por encima de otros.   

Mogami tiene una función distinta comparada contra otros rivales de Mob, mientras que con otros villanos se trata de un conflicto ideológico donde la confrontación implica una imposición de la visión de vida. La batalla contra Mogami tiene un objetivo distinto, este personaje significa un extremo al que Mob teme llegar, un ser humano marginado por sus poderes que perdió los matices morales y su humanidad. 

El arco de Mogami es uno de los más complejos, pues los temas se anticipan desde historias anteriores. En el anime y manga se ve a Mob integrarse a su entorno social como un humano normal, tiene sus poderes, mas eso no implica que deba marginarse o marginar a otros, aprende a vivir como cualquier persona. La obra es muy insistente al remarcar que cualesquiera que sean las habilidades de una persona, estas no influyen en la igualdad entre individuos, todos merecen los mismos derechos. En cambio, el arco de Mogami no habla de derechos, sino de responsabilidades. Mob es un ser que media entre espíritus y humanos, con una visión del mundo más amplia, además con capacidades que le permiten interactuar en dimensiones diferentes con el mundo. Bajo estas claves Mob se da cuenta de lo frágil que es la realidad, en cualquier momento podría enloquecer como Mogami y perder todos sus principios. Ahora su poder no es un beneficio, sino un arma de doble filo.

Mogami elimina los poderes de Mob a modo de presentarle sus privilegios y a la vez parte de la vulnerable que es sin ese aspecto de su ser.  Cualquier otra persona como él, sufriría mucho más si no tuviera el consuelo de sus poderes. Y todos los demás aprovecharían su debilidad para sentir una superioridad protectora. Lo interesante es que Mob no sólo acepta (al menos de forma parcial) la visión de Mogami, sino que la complementa, sus poderes sí han influido en su vida, le han ayudado en muchos aspectos, pero la vida no es sólo un fenómeno aislado, sus seres queridos también son un ancla emocional, ante la supervivencia Mob encuentra la fraternidad. 

El arco de Mogami es tan relevante que incluso el final de la obra es un completo directo a muchas de las cuestiones que abrió este arco. Mob siempre ha vivido con mesura, reprimiendo sus emociones, negándose a usar sus poderes. Y, aunque sigue su vida con ética que se ha propuesto, esto no evita que haya algo dañino en ella, reprimir sus emociones y sacarlas en poderes brillantes no es lo mismo que expresarlas, en él se oculta una bomba de tiempo, una ira que se desborda. Bajo esta premisa llega el último arco de Mob psycho 100, que se centra en el debate del protagonista por reconocer o negar lo más desagradable de su ser.

Durante toda la historia se mostró que no había villano capaz de hacerle frente a Mob, en el arco de la garra, de Mogami y del árbol divino se puede asumir que no hay otro ser con un poder tan grande como el suyo. Por tanto se vuelve ingenioso que el último enemigo de Mob sea él mismo. El que resuelve el conflicto no es Mob en sí, sino sus seres queridos, quienes persuaden al protagonista de que su furia es parte de él, lo aceptan tanto por sus defectos como por sus virtudes. En toda la obra se muestra a un temor de Shigeo a su furia, pues cuando la deja salir pierde el control y se vuelve un ente imparable y violento, aunque Mob aprende a controlar sus emociones, no es hasta el final que reflexiona sobre su propia ira, si es acaso parte de él y si debería expresarla de alguna manera.

 La batalla final es entre distintos personajes que le muestran diversas perspectivas del asunto a Mob. Teruki le enseña la influencia positiva que tuvo en él, lo hizo más fuerte, y, aunque Mob ya no tenga el control de sí mismo, él estará ahí para evitar que dañe a alguien más. Ritsu en su pelea lo acepta como su hermano, no sólo al Mob todos conocen, sino a su furia, no verá la furia de Mob como algo diferente a su hermano, sino que estará ahí para apoyarlo. Raigen le hace entender que todos tienen un lado oscuro, sin embargo esto no es por completo negativo, de hecho puede llevar a mejores cosas, Reigen al ser un charlatán conoció a Mob. Así Shigeo comprende que sus poderes no son una maldición, sino otro aspecto de sí mismo, enojarse no está mal porque tiene amigos que lo apoyan en todo momento. El protagonista consigue la plenitud que buscaba, ya no se reprime con el temor de ser un monstruo, se acepta en todos sus aspectos. 

Finalmente destacaré algunos otros aspectos de la obra, que tienen su relevancia pese a resultar periféricos al considerar el mensaje de la trama y el desarrollo de su protagonista. Lo primero a considerar es que Reigen es un segundo protagonista, incluso muchas veces opaca a su aprendiz, pocos personajes como él, suspicaz, ladino, divertido, locuaz, ver a Reigen es todo un espectáculo por sí mismo. Un complemento a esto es la posterior admiración de los miembros de Cicatriz a Reigen, la convivencia de estos con su “gran maestro” ocasiona los momentos más divertidos del anime. Otro caso entrañable es el club de fisicoculturismo, aunque no tienen un rol relevante para la trama, hacen muy bien su función de amigos de Mob, lo acompañan en sus alegrías y penas, lo apoyan en todo lo que pueden. Tal vez lo mismo se puede decir de Teruki, Ritsu y Hoyuelo, sin embargo ellos ocupan un rol más importante en la trama y son más cercanos al protagonista, por lo que incluso estaría mal si no fuera así. 

La obra resulta más gris al hablar de sus personajes mujeres. Tome es la personaje más compleja y con el desarrollo más amplio, pero esto es lógico, protagoniza todo un arco y el spin off de Reigen, entender a Tome en toda su complejidad sólo puede ser posible con el spin off, sería impreciso comparar su desarrollo con otros personajes de la obra. Mezato resulta más ambigua, pues sus objetivos siempre son vagos, y ella no tiene mucha participación en la trama, es carismática, pero no hay más que decir de ella. Tsubomi también decepciona, participa muy poco, además cuando lo hace no genera simpatía ni muestra complejidad. Emi tal vez la más compleja, aunque su participación se limita a un episodio, es uno de los mejores capítulos en todo el anime, en él tiene un desarrollo importante, pasa de ser una chica que sólo se subordina a un grupo de amigas y oculta aspectos de sí misma por temor a las burlas, a alguien más sincera que es capaz de enfrentar a sus amigas. Este desarrollo se genera al convivir con Mob, al que le causa un crecimiento similar, por primera vez Shigeo enfrenta a otra persona desde un plano social y emocional, sin peleas y poderes de por medio. A la vez que se cuenta la historia de Emi, es un testimonio de la evolución que Mob en ese momento de la trama. Emi vuelve a participar en el manga de forma mínima, pero sin ser relevante.


 


Y esto Mob psycho 100, una obra que destaca por el carisma de sus personajes y desarrollo narrativo, a la hora de poner en paralelo el crecimiento de su protagonista con el mensaje de la obra. Una gran obra, sin duda, que tanto en aspectos técnicos (del anime), como en narrativos, es muy completa, tiene un enfoque muy claro que permite un desarrollo coherente, no cae en las improvisaciones o el sinsentido de la eterna repetición de las tramas de shonen. También es una obra multifacética, acción, terror, comedia, romance, psicológico, deportiva, pasa por todos estos subgéneros con naturalidad, e incluso algunas veces con excelencia. En todos los sentidos una obra digna de verse. 






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