El
laberinto del los espíritus es la novela cierre a la saga del
Cementerio de los libros olvidados de Carlos Ruiz Zafón. No sé necesita mucho contexto, El cementerio de los libros olvidados es una saga de cuatro novelas ambientadas en la Barcelona de mediados de siglo XX. Las primeras dos novelas, La sombra del viento y El juego del ángel, se pueden disfrutar por separado o junto a toda la saga. Mientras la tercera, El prisionero del cielo, es donde personajes y elementos de los libros anteriores se unen en un conflicto nuevo, mismo que concluye hasta el El laberinto de los espíritus. Aunque en la contraportada del libro dice que no importa el orden de lectura, es conveniente haber leído al menos una de las dos primeras novelas para seguir con las últimas. En este última entrega se presenta a Alicia Gris una detective madrileña que seguirá la pista de un misterioso escritor de la guerra civil y en el proceso terminará en Barcelona cruzando con todos los personajes de la saga y el emblemático Cementerio de los libros olvidados.
Me siento bastante confundido al opinar de esta novela. En primera, sólo viene a arreglar problemas que se originaron al querer hacer una saga de las primeras dos novelas que resultan muy suficientes por si mismas, mas al presentar secuelas sobre ellas se abrieron agujeros argumentales. Hay
bastantes fallas, quizá sea la parte con más errores de toda la saga. El tercer
libro abrió muchos baches donde no los había y concluyó casi sin cerrar
ninguno. El laberinto de los espíritus tuvo el reto de contar su propia
historia, además de cerrar cabos sueltos. Esto es un problema, pues casi era obligatorio que la novela manejara un balance muy equilibrado entre lo que se plantea con la nueva historia y lo que se tiene que concluir de las otras tramas. Sin
embargo, se priorizó lo nuevo. Lo que ocasionó que el tratamiento de asuntos importantes de la tercera
entrega fueran resueltos de una forma vana, sin todo el brillo con el que se veían venir. Tanto
que el gran villano de la tercer novela, Mauricio Valls se convierte en la damisela en peligro. Así como otros elementos, presentes en toda la saga, pierden algo de su significado, el mismo Cementerio de los libros olvidados, ya no es un paisaje místico para los personajes, se vuelve un escondite.
En
sí el libro no propone nada que no se haya hecho. Da glamour a diversos hechos
que se habían expuesto primeramente como algo común, termina por confirmar y
concluir la historia de David Martín y da un desarrollo completo ―más uno que
otro pasado tortuoso― a los personajes de la primera novela, La Sombra del Viento. Además de cerrar con el conflicto del Prisionero del cielo. Aparte de eso, es
poco lo que en realidad se añade como una identidad autónoma a la nueva novela. Lo cual fue un tanto chocante,
porque la historia prometía un giro de tuerca a varias de las cosas que estábamos
acostumbrados. Una de ellas fue Alicia
Gris, la protagonista que, dentro y fuera de la novela, se anunció como una
femme fatal sin moral, sin principios, ese tipo de personaje que recuerda “el
fin justifica los medios”. Sumando las alusiones de ser una figura oscura de
guerra civil española. Pero ante ello nunca me topé con una acción o
pensamiento del personaje que me hiciera dar un juicio de mala persona. Alicia Gris no es
una Mary Sue, no es una víctima, no escasea de pecados y rasgos desfavorables, sin embargo los defectos, aunque pueden llegar a lo
autodestructivo, no poseen impacto en indicar una ambigüedad moral, sus acciones
no llegan a mostrar maldad, y las que podían tacharse de incorrectas son
ejecutadas por un bien mayor o donde no hay opciones. En una saga
donde vimos a un ser tan malévolo como Fumero, Alicia no tiene mucho mérito. Hasta
los protagonistas anteriores David Martín y Daniel Sempere han llegado a
momentos mucho más bajos, donde si bien no hay como tal una acción negativa, se
puede sentir su odio y maldad de forma más cercana.
También se anuncia a la protagonista como una gran investigadora. Pero Alicia y su ayudante Vargas son
todo, menos buenos investigadores. No sólo trabajan en un caso que no
resolvieron por completo, sino que en cada movimiento que hacen cometen un error
o alguien los descubre. Entran a una bodega a tomar papeles; son descubiertos
por el guardia, van encubiertos para averiguar algo de un libro; de inmediato
notan sus intenciones.
Sin
embargo no sólo es Alicia y su compañero Vargas, tengo un problema con cada
personaje, todos son presentados y desarrollados bastante bien, sin embargo al
momento de concluir muchos terminan su desarrollo de una forma abrupta. Es extraño
para ser una novela larga, sin embargo la misma historia sufre de esto, inicia
y se desarrolla bien, pero concluye como si al final nada de eso hubiera
importado, como si ya no quedara más tiempo cerrar correctamente. Se nota demasiado que
la historia fue bastante afectada al momento de concluir, pues el cierre del Laberinto de los Espíritus tuvo que dar
paso al final de la saga.
Ya
como conclusión de la saga para mí quedaron elementos que no terminaron o se dejaron
ambiguos en otras novelas. Como el final que se le da a Clara Barcelo en La sombra del Viento fue inquietante,
mas no se vuelve a saber de ella. O El Juego del Ángel que da un nuevo misterio al cementerio de los
libros olvidados, un hombre de negro.
Quizá los cabos sueltos más
incómodos fueron los que se causaron apropósito, como relacionar al escritor
maldito de turno, Víctor Mataix, en una amistad con David Martín, misma que en
novelas anteriores no da ninguna señal de existencia. O que el libro favorito
de David Martín fuese La Sombra del Viento cuando ya en la novela que
protagonizó había tenido un libro icónico, y de nuevo, el que se supone que es
su libro favorito pareciera que no existiera en su propia novela.
Algo
que veo por primera vez es la saga son las múltiples referencias y menciones a
elementos de su universo y me atrevería decir que hasta libros fuera de la saga,
pero del mismo autor. Como la reformulación de frases, menciones a las obras de
ciertos personajes o hasta explicaciones de la historia fuera de un contexto necesario.
Lo que me deja pensando si se trató de un gran homenaje a todo el significado de
saga, si fuera así tengo un conflicto, porque El Cementerio de los Libros
Olvidos se trata de un homenaje a los libros, pero no dando referencias a
diestra y siniestra, sino contando con personajes que aman los libros y que
gran parte de su vida, sueños y sentimientos están conectados con estos objetos.
En lugar de que se volviera a rearmar mucho de lo icónico de la saga por medio
de las narraciones y el encanto, se hizo por referencias, lo que me parece una
forma superflua de homenajear.
Y luego, esta lo común en cada libro de este autor. La historia del escritor maldito, las aproximaciones a una estética gótica, personajes que más o menos vienen a ser un calco de otros anteriores, muchas palabras rebuscadas, muchos adjetivos, mismas palabras y formas para frases que se vuelven repetitivas.
A
pesar de todo vaya que disfrute esta novela. Hubo errores que me
mantuvieron pensando, pero todo se compensa con un misterio de avances progresivos y
sutiles, la misma esencia nostálgica y personajes que no sólo mantienen un
encanto, sino que con un desarrollo sólido de diversas novelas llegan a ser caracterizados al máximo. Como Fermín, creo que fue en esta novela
donde más me reí de sus ocurrencias, por otro lado noté que no era el
asustadizo, debilucho y lengua suelta que se nos presento en un inicio, ahora
era un hombre maduro. O Bea que se volvió la voz de la razón, de aquellas que se necesitan para
mantener una familia en un hogar donde todos viven locuras. Y los nuevos
conocidos también lo hacen bien Vargas, Fernandito o Leandro son personajes que
se definen y se ganan al lector.
En
conclusión, aunque el inicio es terriblemente lento, algunos personajes no
corresponden en dicho y tenga sus ambigüedades argumentales y es seguro
que fuera de los sumergidos en la saga, puede ser un libro muy brusco para
iniciar, creo que es bueno. Es
atrapante, aunque es largo no es pesado. La atmósfera y personajes siguen
estando a la altura. La historia es planteada de tal forma que sea interesante,
lógica y no muy predecible. Más lo que preferí fue su parte final El Libro de
Julián y la parte de Isabella. Más allá de ello, no es una maravilla, pero tienes
momentos conmovedores y cierto sentimiento que exigirá terminar de leerlo y
descansar un par de días. Si sigues la saga es un digno final y seguro que te
gustara, de otra forma, lo mejor es leer las primeras dos novelas y
decidir si continuar con las que vienen.
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