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Sobre Tokyo Blues

No he leído demasiado a Murakami y no creo hacerlo más allá de tres o cuatro de sus obras, si no es que lo olvido y no vuelvo a tocar un libro suyo en vida. Antes me llamaba la atención por ser presumido como el eterno candidato del Nobel, algo que en mi opinión no se haría con un autor malo al menos que  los niveles de ironía de aquella broma superaran lo que puedo percibir; lo poco que he leído de él no lo veo como algo imprescindible, algo que sólo pueda encontrar en su obra y en ningún otro lugar. Aun así en el par de veces que lo he leído no he logrado salir de esos libros sin sentirme plenamente deprimido.


            Tokio Blues vaya que es un blues, no hay grandes emociones en la novela, y la mayoría de los sucesos fuertes son narrados desde la lejanía, no es que describa el suceso, es que describe la melancolía de los personajes a causa del suceso. Todo se trata de un lamento, una novela lenta que aguarda a dejar a lector perdido entre su ritmo y las calles de Tokio.
            Este lamento siempre se centra en la perdida: del sentido de vida, las perdidas por la muerte, por los sueños, los recuerdos, las palabras y el tiempo, todo mezclado en drama adolescente que muy digno de sí mismo se muestra solemne, no intenta chantajear ni justificar, es más un punto gris, donde los personajes no saben qué pensar al respecto de su propia historia.
            Aun así son constantes las opiniones de los personajes sobre el mundo que les rodea, viendo todo como irracional y quejándose de eso; en su mayoría los protagonistas están afectados por un mundo en que no encuentran un lugar, a pesar de adaptarse a él. Aunque pueden cambiar el orden de las cosas, saben que sólo eso llevaría a un caos, a una situación más difícil.


            Es común ver a los personajes hablar de una gran cantidad de temas, pero ninguno con satisfacción, el despecho es constante. Quizá el tema que más destaca en sus conversaciones es la sexualidad, lo que me parece curioso, por lo que he visto se da mucha importancia por muchos lectores, sin embargo no creo que sea ni de cerca un tema principal. La mayoría de las veces que hay actos sexuales no se siente que sean un punto focal dentro de la obra, sino sólo un puente entre punto y punto. La sexualidad es indispensable para mostrar el crecimiento de los personajes, mas no mantiene autoridad por sí sola.
La mayoría de los  personajes a mi consideración están muy bien definidos, el único que flaquea es el protagonista Watanabe, que no tiene la suficiente caracterización, es bastante difuso, y creo que lo más sólido en él es su carácter entre lacónico y dubitativo, lo cual es conflictivo cuando convive con otros personajes pues no se deja de sentir que no encaja del todo. Cuando Watanabe se vuelve introspectivo es excelente, pues se deja a un lado el molde del personaje que se intenta dar sin mucho éxito, y se acerca más ese enfoque melancólico producido entre las cavilaciones del protagonista y las sensaciones que ofrece el entorno, todo se vuelve en una serie de ideas que se desprenden directo a la mente del lector. Casi lo siento como una invitación a la simbiosis, a auto-insertarse en Watanabe para compartir sensaciones y pensamientos y así completar al personaje ―o al menos eso me pasó a mí y esa es la razón por la que no logré terminar la novela de manera indiferente, pues hasta la resolución del conflicto resulta sumamente fatal―.
            Aun así no creo que esto sea correcto del todo, pues en serio existen ocasiones en donde se intenta dar autonomía al protagonista, y se presentan plenamente artificiales. Como sus descripciones detalladas que son inútiles en su mayoría, ya que no agregan nada a la estética o la narrativa de la novela, más bien la entorpecen.
            Pese a ello creo que la novela dio en el clavo, si es un éxito es porque en verdad comprendía a su juventud  coetánea y quizá hasta la de hoy en día. Una juventud impactada por las pérdidas, que no tiene en cosas que creer, que simplemente no ve un futuro en la escuela, en la familia o en las ideologías. Sin ninguna certeza esta juventud sólo puede ser indiferente ante su entorno sin congruencia.

A causa de eso los conflictos más grandes para los personajes tienen que ser problemas interpersonales. Por lo que el libro debe ser forzosamente cursi e incluso banal en gran parte del tiempo, sin ser como una novela para adolescentes cualquiera, más bien expone la situación sin ansias de cambiar o criticar esta actitud juvenil, sólo dar vistazo íntimo. 


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